Un siamés abatido por la enfermedad

 
 

Rachel Korman, residente de la universidad de Bristol, informa sobre un caso de pancreatitis felina.

¿Sabes como te sientes cuando has comido demasiado, has bebido demasiado alcohol, en definitiva un exceso de todo? Sencillamente no te sientes tú mismo.  Así es como se sentía Lucha, un despreocupado siamés macho de dos años de edad, a principios de año. Normalmente, él hacia notar su presencia a todo el mundo, pero se encontraba fatal ya que estaba vomitando y le dolía el abdomen. Su propietario llevó a Lucha al veterinario local, pero no se llegó a identificar el problema. Lucha continuó empeorando y tras dos días fue remitido a la universidad de Bristol.

La exploración física no reveló ninguna anormalidad obvia. Se realizaron análisis de sangre buscando otras causas potenciales de vómitos, como enfermedad renal o hepática, pero los resultados fueron también normales.
¿Qué más se podía hacer? Algunas veces los gatos se comen objetos inusuales (¡aunque no sean apetecibles!) y los cuerpos extraños pueden alojarse en el intestino, produciendo un obstrucción que cursa con vómitos y dolor abdominal. Las radiografías abdominales no mostraron evidencia de cuerpo extraño. Finalmente se envió a Lucha para hacerle una  ecografía abdominal.

Los especialistas en ecografía pudieron identificar que el páncreas de Lucha estaba aumentado de tamaño y de apariencia más brillante de lo normal, indicando la presencia de inflamación. El resultado de un test específico sanguíneo de pancreatitis también era sugestivo de la enfermedad.
El páncreas, un órgano situado cerca del estómago y del intestino delgado, es el responsable de la fabricación de muchas enzimas que sirven para digerir los alimentos. No se conocen bien las causas de la pancreatitis, aunque a menudo está asociada a inflamación intestinal y hepática.

La pancreatitis,(inflamación del páncreas) es muy dolorosa. En casos graves provoca vómitos, diarrea y fiebre, pero en gatos es muy frecuentemente que exista un grado leve de inflamación que  produce síntomas vagos como moderada letargia, inapetencia y anorexia.

La pancreatitis es un problema relativamente frecuente en gatos, aunque posiblemente infradiagnosticado, ya que puede ser muy difícil de detectar. Puede encontrarse alguna anormalidad ecográfica, pero en general se necesita un ecógrafo de alta resolución y un ecografista experimentado para detectarlas. Hace pocos años se ha desarrollado un nuevo test sanguíneo (fPLI) que es una gran ayuda en el diagnostico.

 

Tan pronto como Lucha ingresó, se le administró fluidoterapia intravenosa ya que había perdido líquidos y electrolitos tanto por sus vómitos como por su resistencia a comer. Se le colocó un tubo especial que recorre desde la nariz hasta dentro del esófago (sonda nasoesofágica) para asegurar que recibiese la cantidad de alimento necesario, ya que se encontraba muy mal y no quería comer. Es extremadamente importante que los gatos reciban un aporte calórico adecuado en periodos de enfermedad, para evitar que utilicen las reservas de energía de la grasa y músculo. Si los gatos no comen en dos o tres días, particularmente si se encuentran mal, corren el riesgo de desarrollar una enfermedad llamada lipidosis hepática (hígado graso), que es muy grave y puede ser mortal. En particular si la pancreatitis y la lipidosis hepática ocurren juntas, el pronóstico es desfavorable ,así que es importante prevenir la lipidosis asegurándonos una adecuada nutrición (tratarla es mucho más complicado).
A Lucha se le administraron también antibióticos intravenosos, analgésicos y fármacos para controlar el vómito (metoclopramida)
La metoclopramida  es mucho más eficaz cuando se administra en infusión continua usando una bomba especial que mantiene  una velocidad de flujo constante en 24 horas.
El personal del hospital y los estudiantes hicieron todo lo posible para animar a Lucha. Se le preparó una cama cálida(con un almohada térmica) y se le ofrecieron sus alimentos favoritos, como pescado blanco y pollo. Después de dos días de cuidados hospitalarios intensivos lucha empezó a encontrarse mejor. De repente, el pollo recién cocinado no parecía tal malo y su apetito volvió con fuerza.
Poco después Lucha empezó a maullar claramente el siguiente mensaje "Ya me siento mejor.¡¡Me quiero ir a casa por favor!!", ¡como solo un siamés es capaz de hacerlo! Los deseos de Lucha se cumplieron y volvió a casa con su hermano.

Aunque los gatos pueden padecer episodios repetidos de pancreatitis, afortunadamente han pasado cuatro meses y Lucha se encuentra bien. Ahora debe de estar relajándose con su hermano en el sofá...

Julio 2009

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